Ya que en la cárcel no cabe ni un preso más, el juez ordena a los vagabundos Stan y Ollie que abandonen la ciudad antes de una hora. Una vez en la calle y bajo la lluvia, los chicos ayudan a un borracho a recuperar las llaves de su coche. Éste, agradecido, los llevará de vuelta a casa, ¡pero a la casa equivocada!