Verano de 1982. El Boeing 767 de las líneas aéreas de Canadá, pilotado por el capitán Bob Pearson y el segundo oficial Maurice Quintal despega de Montreal rumbo a Edmonton. Cuando el avión alcanza su máxima altitud y transcurridas dos horas de vuelo, la peor de sus pesadillas se hace realidad: el avión se queda sin combustible debido a un cálculo erróneo del personal de tierra del aeropuerto de Montreal. Ambos intentarán afrontar la situación que será la más peligrosa de sus vidas. Pero el 767, con aproximadamente 69 personas a bordo, empieza un lento y angustioso descenso que si nadie lo remedia les conducirá al desastre fatal.